Ricardo Calderón ingresó a la revista Semana como periodista de deportes y veinticinco años después llegó a la dirección de la misma. En ese lapso aprendió todos los secretos del oficio y se convirtió en uno de los reporteros de investigación más acuciosos del país. Las investigaciones que realizó en solitario son auténticos hitos nacionales pues llevaron al cierre de instituciones que se habían corrompido hasta la médula como el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) o que privilegiaban a violadores de derechos humanos como los militares detenidos en la Cárcel de Tolemaida. Sus denuncias dejaron en evidencia a guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y políticos que pescaban en el río revuelto de la guerra.