Si alguien quisiera saber por qué el Carnaval de Barranquilla es "nuestra fiesta más importante del mundo" -como exclama con vehemencia un carnavalero con dos tragos de ron encima-, tendría que gozarse el derroche de su imaginación paródica e irreverente, del desborde expresivo de sus danzas y de su música folclórica y popular. De aquellos recuerdos que tengo de mis primeros carnavales -y eso ya es suficiente para verificar que nuestro carnaval es bastante viejo-.